jueves, 27 de septiembre de 2007

La voz a ti debida (versos 494-591)





Para vivir no quiero
islas, palacios, torres.
¡Qué alegría más alta:
vivir en los pronombres!

Quítate ya los trajes,
las señas, los retratos;
yo no te quiero así,
disfrazada de otra,
hija siempre de algo.
Te quiero pura, libre,
irreductible: tú.
Sé que cuando te llame
entre todas las gentes
del mundo,
sólo tú serás tú.
Y cuando me preguntes
quién es el que te llama,
el que te quiere suya,
enterraré los nombres,
los rótulos, la historia.
Iré rompiendo todo
lo que encima me echaron
desde antes de nacer.
Y vuelto ya al anónimo
eterno del desnudo,
de la piedra, del mundo,
te diré:
«Yo te quiero, soy yo».

Pedro Salinas

Ser de ti

me conformo con ser de ti
esa compañera que camina a tu lado,
a la que miras, con el candil
de la luz en tus ojos anhelados.

Mi amor no es máscara ni disfraz
que oculte mi verdadero ser;
en mi pecho guardo este amor
que apenas si comenzó a florecer.
Nada distingue mejor que el nosotros
a eso que somos los dos.
Aunque sin perder nuestros nombres
la alegría de los pronombres
sin capas que oculten la verdad de cada corazón.
27/09/2007
Yuriarwencilla


Y ahora un poema, de esos que aún no te he enseñado. No me preguntes por qué, quizás esperaba el momento justo o quizás....¿quién sabe?

Lo diré bajito

El sabor del silencio y el amargo néctar
del vacío y la desesperanza, ¿quién necesita
ser un mar?Yo quiero ser río,
quiero fluir, vivir, quiero ser agua.

Agua que brota del manantial
de esperanzas de tu boca
para encontrarse fluyendo en ti.
Quiero ser viento, el aire de tu risa
la pausa, cuando hablas.

En un texto, tu punto y seguido,
en una guitarra, la nota que despierte tu oído,
que te haga sobresaltarte, al reconocerla.
En el silencio, quiero ser grito.

No un grito cualquiera -ni de guerra, ni de maldad-
grito de verdad o tal vez un susurro
y te lo diré bajito y al oído...

Te amo
7/04/2007

Yuriarwencilla

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domingo, 23 de septiembre de 2007




" Terminaron por conocerse tanto, que antes de los treinta años de casados eran como un mismo ser dividido, y se sentían incómodos por la frecuencia con la que se adivinaban el pensamiento sin proponérselo, o por el accidente ridículo de que el uno se anticipara en público a lo que el otro iba a decir. Habían sorteado juntos las incomprensiones cotidianas, los odios instantáneos, las porquerías reciprocas y los fabulosos relámpagos de gloria de la complicidad conyugal. Fue la época en que se amaron mejor, sin prisa y sin excesos, y ambos fueron mas conscientes y agradecidos de sus victorias inverosímiles contra la adversidad. La vida había de depararles todavía otras pruebas mortales, por supuesto, pero ya no importaba: estaban en la otra orilla. "

El amor en los tiempos del cólera, Gabriel García Márquez

jueves, 13 de septiembre de 2007

La vida es un sueño..haz el tuyo realidad



La vida nunca le pareció demasiado complicada. Caprichosa y voluble, tal vez; pero sabía que la complicación no surge más allá de donde queramos poner nuestros propios límites y sueños.
La acusaban de ser una soñadora, idealista y romántica...¿pero si se limitaba al escepticismo y a la desconfiaza, donde quedaba la magia?
Esa magia que surgió en su niñez, y que le hacía soñar, no con castillos ni con príncipes azules, ni vivir en una torre dorada. Lo cierto es que Rapunzel no era su ideal femenino. Más bien alguien más real y menos preocupada por la longitud de sus cabellos. Más bien, se preocupaba por su futuro (mediato e inmediato) aunque no a largo plazo, pues hay cosas que al ser humano le son desconocidas por completo, y no llegará a saber de ellas hasta llegado el momento adecuado. "El tiempo lo dirá" era lo más repetido por aquel entonces con respecto a todo.

Nadie le había indicado cuál debía ser su camino, sus padres quizá la orientasen, mas lo cierto es que pese a ser cabezota, siempre supo lo que quería. Otra cuestión era la dificultad que tenía a la hora de ponerse a ella en primer término, y después tener en cuenta a los demás. Le faltaba algo de egoísmo, le faltaba mucho de maldad y manaba inocencia. Siempre se preocupó por saber, por conocer sobre aquello que le rodeaba. Siempre supo que cuanto más conociera del mundo, se sentiría más capaz para afrontar las diversas situaciones que en la vida podían presentársele. Creía en la veracidad de sus proyectos y sueños, y eso era algo que nadie podía arrebatarle.

Y aún así, en ocasiones era demasiado confiada. Al menos era sabia. El que posee conocimientos puede ir más allá. El que conoce a los demás es inteligente, aquel que se conoce a sí mismo, es un sabio.

Los sueños son imposibles en la medida en la cual somos (o no) capaces de hacerlos realidad. Sabía que anteriormente le había faltado seguridad y confianza en sí misma. No es que creyese que fuera a comerse el mundo, ni ganas. Podría resultar un bocado indigesto y un muy duro choque contra la realidad. Y a pesar de que el mundo tuviera sus propios problemas, no en una utopía, pero con menos egoísmo, podrían hacerse grandes logros. Para algo la Justicia era representada por los antiguos sosteniendo una balanza en su mano, y con los ojos vendados.

Pensaba todo esto justo antes de acostarse, y preguntándose si acaso alguien más compartía esos mismos pensamientos, miró a las estrellas que brillaban esa noche, cuya luz llegaba a su cuarto por medio de la ventana, como un halo luminoso y mágico que sirviera como remanso a aquellos que quisieran detenerse a mirar la belleza del mundo, y asiendo fuertemente su almohada, imaginando que hacía realidad todos sus sueños en la caótica danza de la vida, cerró los ojos y se durmió.